Tirarse a la pileta

¿Alguna vez se preguntaron qué tan capacitadas estaban al momento de adquirir ciertas responsabilidades?
A mi me pasa seguido, mirar hacia atrás y pensar ¿Cómo pude animarme a hacer esto? Cosas cotidianas, problemas de todos los días que vistos desde una nueva perspectiva se vuelven habituales y fáciles de resolver, pero que en un principio eran todo un desafío.
Hoy los analizo y me da la sensación que, de haber sabido de qué se trataría, ni loca me habría animado a afrontarlos. Y, sin embargo, justamente ese no saber muy bien de qué se trata fue el puntapié inicial para intentarlo, para sentir curiosidad y embarcarme en cosas que en un principio parecían descabelladas y que hoy son una realidad.
Siempre es bueno capacacitarse, siempre es bueno evaluar las situaciones y saber en qué nos estamos metiendo cuando asumimos una responsabilidad. Pero a veces, sólo a veces, es muy bueno también arriesgarse… ¡y tirarnos a la pileta sin pensar demasiado!